domingo, 3 de noviembre de 2013

Desastre ferroviario en Nueva Imperial: 5 de agosto de 1902, las víctimas de una negligencia

La consolidación del transporte por ferrocarril a través del centro del país y el auge de nuevas poblaciones alejadas de la Línea Central, pueblos en los que se acopiaba la producción de insumos y productos, y a los cuales era también necesario abastecer para su existencia, vio nacer los ramales ferroviarios. Estas nuevas vías, que conectarían las villas cordilleranas y costeras con el principal camino férreo, también permitirían sacar al comercio nacional y exportar al internacional la producción de productos de aquellas localidades y de sus alrededores. Fue durante la construcción del ramal ferroviario de Temuco a la costa (el proyecto continuaba aquel ramal hasta Bajo Imperial, hoy Puerto Saavedra), que en la prolongación de dichas vías, desde Nueva Imperial  hacia Carahue, hubo necesidad de construir un gran puente sobre el río Chol Chol, en las afueras de la pujante Nueva Imperial. La obra de construcción del gran puente de madera fue adjudicada a suma alzada al contratista particular don Juan Miguel De La Fuente Arrate, con Jorge (George) Howard como constructor de la obra. Howard venía participando en la construcción de obras ferroviarias en Araucanía por más de diez años, y es citado por el ingeniero belga Gustave Verniory en su propia bitácora (conocida como "Diez años en Araucanía 1889-1899"), cuando aquel fue jefe de los carpinteros que construían el viaducto ferroviario provisorio sobre el río Quillem, que el propio Verniory había diseñado: "En el cálculo de los elementos del puente, yo había aplicado un coeficiente muy elevado de seguridad por no tener datos experimentales sobre la resistencia de las maderas del país. Había resultado un imponente cubo de madera donde Huord - Georges Howard - veía cierto despilfarro. Algunos años más tarde, él tomó por su cuenta la construcción de un puente de madera para un ferrocarril sobre el modelo del de Quillén: como lo contrató a suma alzada, por economía redujo notablemente la sección de los postes".


Georges Howard

La revista "Sucesos", editada en el puerto de Valparaíso, en su primera edición del 18 de agosto del año 1902, tituló en su página 13: "Ecos de un nuevo siniestro ferroviario - Las víctimas de CholChol", y nos relata: "A la larga série de desastres ferrocarrileros habidos en el último tiempo, sea por descuido ó imprevisión del personal dirigente de nuestros ferrocarriles, sea por la poca solidez de las obras que para el tráfico y desarrollo de los mismos el fisco ha venido entregando a contratistas particulares, se ha agregado uno más al finalizar la primera semana del mes en curso - el hundimiento del puente de CholChol, entre Temuco y Carahue - desastre que si, como se dice, no ha originado perjuicios materiales á la Empresa de los Ferrocarriles, ha sido, sin embargo, de los más sensible, por el hecho de haber ocasionado desgracias tan irreparables como la muerte del contratista de la misma obra, señor Juan de la Fuente, del constructor señor Jorje Howard y de un empleado de la línea, llamado Alberto Howard, deudo del segundo. El triste accidente, ocurrido, como ya se ha dicho, al ensayar la resistencia de la obra por el mismo señor de la Fuente y las dos personas mencionadas, para lo cual se aventuraron puente adentro con una locomotora y siete carros excesivamente cargados, - ha venido, por otra parte, á poner una vez más en evidencia la irritante desatención que reina, tanto en el personal técnico como administrativo de los ferrocarriles del Estado; pues huelga considerar que si la obra hubiera sido concienzudamente inspeccionada por los ingenieros que paga el Fisco y que tienen el deber de hacerlo, no sería improbable que semejantes desgracias se hubiesen evitado." 


Una vista del desastre, poco tiempo después del suceso de 5 de agosto de 1902

A más de cien años de haber ocurrido aquella tragedia, hoy es posible encontrar y rescatar desde aquel pasado los registros que contienen la dolorosa información de las víctimas. Es así como la defunción del mencionado carpintero Alberto Howard Vivallo, de 30 años de edad, aparece inscrita en el Registro Civil de Nueva Imperial, con el número 163, con fecha nueve de agosto de 1902, señalándose como causa de su fallecimiento en el río Chol Chol, el 5 de agosto, a las tres de la tarde, "ahogado en siniestro ferroviario". La imagen de dicha partida de defunción es posible verla en el sitio Web de FamilySearch.org.

Alberto Howard Vivallo

Un mes más tarde, con fecha 9 de septiembre de 1902 y bajo el número 188, se registró la defunción del ingeniero don Juan Miguel de la Fuente Arrate, de 31 años de edad, consignándose como causa de su fallecimiento la "asfixia por inmersión" (ver la inscripción en FamilySearch.org). La tardanza de la inscripción, que debió practicarse por resolución del Juez de Letras, presumiblemente se debió a la tardía aparición y rescate del cadáver del malogrado ingeniero.
Nicho en el que se depositaron los restos del ingeniero De La Fuente, en el Cementerio General de Temuco

Pese a mi búsqueda de las inscripciones de defunción de otras víctimas, como la del constructor Jorge Howard, no figuran en el respectivo Registro de Defunciones de Nueva Imperial, quedando la incógnita sobre si fueron o no encontrados los cuerpos de las desafortunadas víctimas de aquel desastre ferroviario del puente de madera sobre el río Chol Chol.
Antes de culminar la primera década del siglo XX, un nuevo y vigoroso viaducto de acero fue instalado por "Schneider & Cie", lográndose cruzar el Chol Chol y llegar hasta la Estación de Carahue. Este viaducto permanece hoy en su lugar, siendo esta estructura declarada Monumento Histórico, para orgullo y satisfacción de quienes aman la historia local.
Pese a haberse realizado los estudios técnicos, que incluía otro gran puente ferroviario sobre el río Imperial (en Carahue), nunca se concluyó aquel ramal a la costa de Bajo Imperial, que hubiera llegado hasta la actual localidad de Puerto Saavedra.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Don Teodoro Schmidt Weichsel: Capítulo IV (ingeniero geomensor en La Frontera)

(Viene del CAPÍTULO III

Luego de ser agregado al Cuerpo de Ingenieros Militares (febrero de 1868), don Teodoro Schmidt Weichsel prontamente hizo suyo el servicio que se le había encomendado a ese grupo de técnicos, "en lo que vio llegada la misión de su vida": "Poner la base del porvenir a este vasto Territorio; establecer la propiedad rural; fundar colonias i pueblos, entregar reservas a indígenas, trazar caminos, etc".

En su autobiografía, él describe su primera impresión al llegar a Angol: "...estaba la mayor parte del Ejército de la República, el Buin, el Séptimo de Línea, el Regimiento de Granaderos a Caballo i Artillería acampado en la Lìnea del Malleco. Las bandas militares tocaban diariamente para solemnisar las actas de compraventa de los terrenos que abandonaron los Indios a favor del Fisco. Una División de Ejército que se internó en mayo a la Araucanía para castigar a los Indios por robo de animales fue derrotada en los campos de Adencul con una pérdida de cien hombres. Los copiosos aguaceros de Junio i Julio llevaron el puente de Angol i los Indios llegaron en gran número hasta las puertas de la ciudad. El cañón sonó repetido i la tropa con fusil al hombro i municionado iba los domingos a Misa. Los Indios alentados con la hazaña de Adencul pasaron en noviembre en número de más de mil el río Malleco i arrearon con todos los animales entre Malleco i Renaico, i hicieron numerosas muertes".


Se hace imprescindible leer el relato de don Teodoro, para lograr, de alguna manera, dimensionar el clima beligerante que se vivía en estos territorios y los esfuerzos que se hacían para llevar a cabo la misión encomendada al Ejército y entregar las tierras para la hijuelación al Cuerpo de Ingenieros Militares, aún a costa de grandes pérdidas de personal y equipamiento, así como de muchísimas vidas de guerreros mapuche. La pluma del ingeniero Schmidt nos cuenta: "En 1870 se internó una División, que perdió en Colo (Victoria) cien caballos ensillados y otras tantas carabinas Spencer". "El 25 de enero 1871 pasaron nuevamente numerosos indios el río Malleco, pero esta vez treinta Granaderos a Caballo armados con carabina Spencer parapetados en el lugar de Monte Redondo cerca de Collipulli mataron 21 i dejaron como cien heridos. Una de las últimas invasiones fue en enero 1871 en que se llevaron del potrero de Rucapillán la cabalgada de los Granaderos, acerca de 300 caballos. En este son de guerra i siendo invadidos de continuo los campos por partidas de indios con lanza se hizo la mensura".

El ingeniero alemán obtuvo reconocimiento de sus labores en Araucanía y una especial mención del Ministro de Relaciones Exteriores y Colonización, cuando éste respondió al diputado de la República don Zorobabel Rodríguez Benavides (ver reseña biográfica), ante una interpelación en la Cámara de Diputados, referente a la renuncia de su hermano Tirso Rodríguez a la jefatura del Cuerpo de Ingenieros: "Quien ha hecho en la Frontera todos los trabajos, que ha atribuido en el discurso del 28 a su hermano, se le contestaría: es el injeniero Don Teodoro Schmidt, i si fuera bastante curioso el diputado i preguntara ¿cuáles son entonces los trabajos que ha hecho, en dónde están?: Firmar los trabajos del injeniero alemán se le replícara, poner su nombre al pie de los bonitos planos, que en Santiago causaron admiración; por ahí están las demás obras, Ud puede verlas en muchos lugares de la Frontera...".

CONTINUARÁ EN EL CAPÍTULO V...

lunes, 12 de agosto de 2013

Carahue y Nueva imperial: el negocio de la producción, compra y venta de maderas nativas. Recordando a dos de sus comerciantes.

Con la incorporación del territorio de Araucanía al sistema productivo nacional, a fines del siglo XIX, se instalaron muchas industrias y emprendimientos particulares para dar apoyo al comercio local y distribuir su producción a otras zonas del país. Se recuerdan, entre muchas otras, cervecerías, las pequeñas fábricas de fideos, galletas, jabones, sidra; los molinos, aserraderos a vapor y las curtidurías. Las provincias de Malleco y de Cautín fueron grandes productoras de trigo y de corteza de lingue (se utilizaba para curtir cuero), y no menos importante fue la producción de madera aserrada de árboles nativos, destinada mayormente para la fabricación de durmientes para la vía férrea (que en aquella época se encontraba en plena construcción), edificación de viviendas, galpones y edificios gubernamentales para estas jóvenes provincias. Con el transcurso del tiempo, la creciente producción de madera aserrada, por parte de las sociedades de colonización y de los propietarios de fundos e hijuelas, hizo necesario tener un medio de transporte idóneo, para trasladarla desde los lugares de acopio hacia los de distribución y, desde ellos, hasta los centros de consumo del Norte del país. Debido a aquella abundancia de producto maderero, el Estado proyectó y construyó varios ramales ferroviarios, principalmente para ese fin. Tales fueron los de Pua a Curacautín (más tarde, la vía férrea se prolongó hasta Lonquimay), de Cajón a Cherquenco, de Freire a Cunco y de Loncoche a Villarrica (la Empresa de Ferrocarriles del Estado incluso tuvo una oficina en la localidad de Pucón, a orillas del lago Villarrica), todos ellos para trasladar la producción desde la zona cordillerana hacia el valle central; y los de Temuco a Carahue y de Freire a Totén, que permitía retirar la madera desde la zona costera de la provincia de Cautín.

Han llegado hasta mí breves antecedentes de dos comerciantes de maderas nativas de la zona costera de Cautín. El primero de ellos estuvo avecindado en Carahue y el segundo en Nueva Imperial. No intento describir la historia de la comercialización de este producto forestal, si no, más bien, dar a conocer, en un par de pinceladas (como lo indica el subtítulo de mi Blog), a dos de las personas que se desenvolvieron en este ámbito.

Carahue. Don Juan Schalchli Blatter, comisionista. (1)
 

Juan Schalchli Blatter (o Platter), nacido en el año 1902 en Traiguén, hijo de colonos suizos de Tricauco, contrajo matrimonio en Curacautín en el año 1927. Mientras se desempeñaba como administrador de un fundo maderero en Pellahuén (Traiguén), nace en el año 1930 su hija Irma. Para proporcionar un mejor futuro a su única hija, en el año 1936 decide emigrar más al Sur, lo que hace conjuntamente con otras familias en un caravana de carretas tiradas por bueyes. Luego de una penosa travesía logra instalarse en Nueva Imperial, ciudad en la que la familia Tassistro le arrienda una vivienda. Allí se asocia con Juan Fuentes, a fin de explotar una quinta ubicada muy cercanamente al vistoso puente ferroviario de aquella pujante localidad, el que permitía a los trenes cruzar el río Chol Chol, rumbo a la estación terminal de Carahue.

La familia Schalchli en Nueva Imperial

Para dar una mejor oportunidad al futuro de su hija Irma, en el año 1942 Juan Schalchli decide emigrar con su familia a la ciudad de Temuco, en donde explota una quinta de uso agrícola, terrenos en que hoy está el sector Amanecer. El fracaso económico le lleva a tomar la decisión de nuevamente emigrar, al presentársele la oportunidad de ser un comisionista en la compra y venta de maderas en la estación ferroviaria de Carahue, localidad a la que se traslada en el año 1944.
En la "ciudad de los tres pisos" Juan Schalchli finalmente logró establecerse en el negocio de comercialización de madera nativa, comprándola a los pequeños productores, que llegaban en sus carretas desde lejanas ubicaciones hasta los patios de la estación del ferrocarril. Allí se clasificaba y encastillaba, se pagaba a los campesinos y se vendía lo acopiado a compradores de la zona central de Chile, quienes efectuaban el transporte vía ferrocarril. La pequeña Irma Schalchli aprendió a realizar trámites bancarios y luego de tipo administrativo, ayudando de esta manera en la oficina de su padre.

Carahue. Imágenes el barrio Estación y los castillos de madera nativa del negocio de Juan Schalchli
Estación Carahue. Cargadores de carros de ferrocarril

Juan Schalchli fallece en el año 1959 y el negocio familiar de compraventa de maderas nativas culmina con el terremoto y tsunami del año 1960. Irma ya se ha casado y tiene un pequeño bebé de un año de edad. Junto a su esposo, hijo y madre emigran a Temuco, en donde nacen los siguientes descendientes de Juan Schalchli Blatter.
Mi vídeo documental, en el que Irma Schalchli recuerda a su padre y el negocio familiar


Nueva Imperial. Don Reinaldo Sánchez Rosales, empresario maderero. (2)

Reinaldo Sánchez Rosales, nacido en Quino, comenzó muy joven su vida laboral, dando en arrendamiento un par de yuntas de bueyes que había logrado adquirir. Un benefactor le proporcionó una mejor opción de ganarse la vida, con lo cual pudo hacerse de ahorros. Más tarde, aquel Mecenas tuvo un vuelco en su estado financiero y vendió a plazo a don Reinaldo el campo denominado "El Secreto", quien pagó el precio en el lapso de cinco años. Hacia el año 1940, con la producción maderera de este primer predio, don Reinaldo pudo adquirir otras hijuelas que disponían de bosques en condición de ser explotados, una de ellas era la llamada "El Pantano".
La madera cortada en los montes de propiedad de don Reinaldo, era enviada hasta Nueva Imperial formando balsas que la corriente del río Chol Chol transportaba. Los balseros dirigían esta producción maderera hasta la propiedad que el señor Sánchez poseía en la orilla opuesta a la ciudad, cercano al puente ferroviario, en la que tenía su casa habitación y el aserradero (contiguos al casino del balneario). Desde allí se transportaba la madera aserrada al embarcadero que existía en el ex Molino Bunster (hoy conocida como Bodega ECA), que servía como medio de tránsito para su destino en los patios de carga de la cercana estación ferroviaria, en donde se encastillaba y se cargaban en los carros. En unos amplios sitios de calle Castellón, cercano a la estación, también de su propiedad, se podían apreciar las grandes rumas de madera encastillada.

Vista aérea que muestra cómo era la estación y patios de carga con madera encastillada

Al centro de la fotografía, don Reinaldo Sánchez Rosales, en calle Castellón de Nueva Imperial

Reinaldo Sánchez fue conocido entre sus trabajadores como un patrón estricto, pero justo. Fue miembro fundador del Club Deportivo Dante, de Nueva Imperial, y muy amigo de don Antonio Gomá. Se casó con doña Olga Elena Gómez, con quien tuvo siete hijos: Alicia, María, Juan, Hernán, Nelson, Silvia y Rosa. Doña Olga tuvo una cocinería y un abasto, en la que se atendía a los campesinos que llegaban hasta la ciudad de Nueva Imperial. Los predios de don Reinaldo, quien falleció en el año 1986, terminaron siendo subdivididos y adjudicados a sus hijos.


Notas
(1) Información proporcionada por doña Irma Schalchli Ramírez y don Jorge Echeverría Schalchli, hija y nieto de don Juan Schalchli Blatter.
(2) Información proporcionada por don Felipe González Quezada, bisnieto de don Reinaldo Sánchez Rosales.

sábado, 18 de mayo de 2013

Don Teodoro Schmidt Weichsel: Capítulo III (trabajando para el Estado de Chile)

(Viene del CAPÍTULO II)


Tras unos 6 años de trabajar de manera talentosa para los acaudalados hermanos Ovalle Vicuña, tiempo que le permitió un reconocimiento público gracias al desarrollo de su profesión en el ámbito de los proyectos y ejecución de obras para los privados, Teodoro Schmidt comienza a realizar sus primeros proyectos para el Estado de Chile. Señala que hizo "el trazado norte del camino de la Cuesta del Melón en dirección a La Ligua i acompañó al Injeniero de la Provincia don Luis Lemuhot en el trazado sur, para quedar con el Injeniero Don Manuel Aldunate en la ejecución de la obra i con el trazar las lineas por el plan hasta La Calera". "Levantó el plano del fundo Huechuraba de propiedad del Sr Ricardo Ovalle cerca de Santiago. Niveló canales en la hacienda Cauquenes del Sr Apolinario Soto i en Almahue. Visitó Curico, Talca, las haciendas Bucalemu, Cerrillos de Teno i Pidihuinco, desde cuyo último punto partió con su propietario don Juan Agustin Ugarte a la Cordillera, que atravesó por Tinguiririca hasta llegar a Territorio Argentino".
En su autobiografía relata: "El decreto de 1 de agosto 1865 Nº 474, le nombró para dibujar los planos del Muelle nuevo i Almacenes fiscales para el puerto de Valparaíso". 


Muelle y Almacenes Fiscales de Valparaíso


Don Teodoro nos relata, de manera muy escueta, que para el año 1866, en "la guerra con España desempeñó Comisiones en la Costa desde la emboca del rio Aconcagua hasta los puertos de Quinteros, Zapallar, Papudo i la emboca del rio Petorca".
Fue propuesto por don Alejandro Reyes Cotapos, Ministro de Hacienda del Presidente don José Joaquín Pérez Mascayano, y "nombrado para prestar servicios en la Araucanía. El decreto de 19 de diciembre de 1867 le fue entregado por el Subsecretario Don Ramón Barros Luco: "le nombra junto con el teniente Don Ismael de la Maza para el estudio de apertura nivelación i demas operaciones de canales de irrigación en todo el Territorio de Colonización de los ríos Laja, Duqueco, Bíobío, Renaico, Malleco. etc." de lo que mando un plano a Santiago".

Por decreto de 13 de febrero de 1868 don Teodoro Schmidt fue agregado a la Comisión de Ingenieros Militares, dirigiéndose a Angol. Por haberse adelantado la línea de fuertes militares desde el Bío Bío hasta el río Malleco, fue en aquella localidad que se había instalado su refundador, el coronel don Cornelio Saavedra Rodríguez, el Comandante en Jefe del Ejército en Operaciones. Junto a él y con don Benjamín Viel, Mayor del Cuerpo de Ingenieros Militares, se "aprobó en todo el modo de empezar la mensura i hijuelación de los terrenos de Araucanía". Midió, él mismo, "la Basis que sirvió a la Triangulación i quedo ocupado acerca de unos catorce días con el Capitán de Injenieros Don Joaquín Pinto, cuando ya en marzo fue transformada la Comisión militar en Comisión civil bajo el Jefe Don Alejandro Guido Vigneaux, que renunció en octubre, para quedar Don Tirso Rodriguez Jefe, don Teodoro Schmidt i Guillermo Hofmann dibujante".

CONTINUARÁ EN EL CAPÍTULO IV...

jueves, 14 de febrero de 2013

Don Teodoro Schmidt Weichsel: Capítulo II (la llegada a Chile y sus labores con la familia Ovalle)

(Viene del CAPÍTULO I)

El día sábado 3 de abril de 1858, el velero alemán Sophia Georgette (construido en el año 1853 como "Anna", por Ahlers en Elsfleth, y vendido en octubre del año 1855 a Johann Paul Wisel), capitaneado por C.F.H. Rosenkranz, zarpa desde el puerto de Hamburgo hacia Sudamérica trayendo entre sus pasajeros a un joven técnico agrícola alemán de 24 años de edad, Theodor Eduard Schmidt, originario del Ducado de Hesse-Darmstadt (ver el Capítulo I). Schmidt viaja a la república de Chile, trayendo consigo cartas de presentación para el señor Ruperto Ovalle en Catapilco y para el "Sr Rosenberg en Valparaíso", escritas por don Vicente Pérez Rosales, el entonces Cónsul General y agente de inmigración chileno en Hamburgo.

   Velero de la clase del  Sophie Georgette,
en que don Teodoro Schmidt Weichsel emigró a Sudamérica

Poco se conoce de los hechos de don Teodoro Schmidt Weichsel, antes de que se instalara en La Araucanía, por lo que es necesario ilustrar ese vacío con frases extraídas de su propio relato manuscrito.
Un largo viaje, con una travesía que contempló necesariamente varias escalas, lleva al Sophie Georgette a divisar el Cabo de Hornos, con sus nevados roqueríos, el día jueves 24 de junio de 1858. En su manuscrito don Teodoro Schmidt W. relata que "el 27 hubo un gran temporal, con nieve i hielo a bordo, el 5 de julio se pasó la isla Diego Ramírez i despues de un furioso temporal el 15 de julio, al lado del Pacifico ya, se divisó el 30 de julio el perfil nevado de la Cordillera i fondeó el buque el 1º de agosto a las 12 del día con bandera chilena en Valparaíso". El capitán Rosenkranz recomienda a Schmidt alojarse en el Hotel Chili. Al día siguiente el joven técnico alemán ubica a uno de los destinatarios de las cartas de recomendación, el señor Rosenberg, quien no le provee de empleo pero sí de información para llegar hasta Catapilco por vía marítima vía Zapallar, en el vaporcito "Fósforo". El vaporcito zarpa antes de que Schmidt pueda embarcarse en él, por lo que éste determina que no lo esperará a que regrese a Valparaíso e inicia, en el quinto día de su estadía, el recorrido hacia su destino por vía terrestre. En Quillota aloja en el Hotel Oddo, y el sábado siete de agosto de 1858, "a la una de la tarde a caballo" llega a Catapilco. "Encontró al señor Ruperto Ovalle i sus S.S. hermanos en el atrio de la casa de la Hacienda i entregó la carta". Schmidt relata: "La Hacienda Catapilco, constaba de una superficie de veinte i siete mil hectáreas (27000 h), ademas estaba la hacienda Longotoma treinta i dos mil hectareas (32000 h) arrendada i pertenecia a los mismos señores, la hermosa Hijuela La Calera a riberas del rio Aconcagua cerca de Quillota siete cientos hectareas (700 h), que formaban en conjunto una superficie de sesenta mil hectareas (60000 h). Con el descubrimiento del oro en California, años antes i buenos negocios, habian enriquezido los hacendados en Chili i los S.S Ovalles. Se habia gastado dinero en una gran represa, para regar la hacienda de Catapilco i una de sus primeras ocupaciones fue terminar la nivelación de los canales". Don Teodoro continúa su historia manuscrita con un relato en tercera persona: "Niveló en este tiempo también un canal al Mayorazgo Irarrazabal, desde el río La Ligua a la hacienda Pullay. En seguida trazó el camino carretero desde la Cuesta del Melón a las Casas de Catapilco i quedó en su ejecución. También señala que en el año 1859 a la familia Ovalle le subieron el canon de arrendamiento de la Hacienda Longotoma, de nueve mil a veinte mil pesos anuales, por lo que "era necesario prestar una preferente atencion para hacer producir a aquella hacienda el canon. Se ocupó al lado de los S.S. Ovalles, en deslindar numerosos potreros i subarriendos, en trazar canales i caminos, levantar planos e inventarios. Trazó el año 1860 en Catapilco numeroso kilómetros de camino para el tráfico de a caballo, por las cerranias en direccion al puerto de Zapallar i un camino carretero por el terreno plano para aquel puerto. Levantó en 1861 un detallado i hermoso plano topográfico, de veinte i siete mil hectareas de la hacienda Catapilco, que atraia la atencion de las personas entendidas. Administró La Calera de cuya propiedad levantó también un plano. Visitó La Serena, Guayacan i levantó en Coquimbo un plano del establecimiento de fundición i muelle del Sr Ramon Ovalle con sus respectivos perfiles".

CONTINUARÁ EN EL CAPÍTULO III...

martes, 8 de enero de 2013

Don Teodoro Schmidt Weichsel: Capítulo I (sus orígenes y labores en Europa)

El siglo XIX trajo a la extensa geografía de Chile a científicos, trabajadores, viajeros, inversionistas, colonos y aventureros, quienes provenían de los más variados orígenes étnicos y nacionalidades. Algunos llegaban con parte de la familia y/o con amistades, y otros, no pocos, en solitario. Los que se establecieron en este país tuvieron diversos resultados en su inserción en la sociedad chilena. Muchos de ellos lograron el éxito y reconocimiento, debido a sus habilidades o a el nivel educacional que habían logrado en sus patrias, especialmente los de origen europeo. Los que habían estudiado en instituciones educacionales técnicas  muchas veces ya viajaban a esta lejana nación sudamericana con contratos hechos en Europa con el Gobierno de Chile, el que buscaba a profesionales extranjeros que ayudaran en la realización de los proyectos de obras públicas. Los más cotizados profesionales técnicos eran de nacionalidades francesa, inglesa, alemana y belga, quienes "dateaban" a otros colegas connacionales sobre los proyectos en Chile, siendo éstos alentados a contactarse con las legaciones chilenas para ofrecer sus servicios. La inestable economía, y dificultades de distinta índole que experimentaba el Viejo Continente, incentivaron a muchos jóvenes ingenieros europeos a embarcarse en los barcos veleros y, más tarde, vapores que cruzaban el Atlántico y venir a probar suerte en el Nuevo Mundo. Uno de aquellos profesionales técnicos europeos, de origen alemán, que llegó a Chile a mediados del siglo XIX, fue Teodoro Schmidt Weichsel. Al contrario de la opinión de algunas personas, no fue un inmigrante que haya venido hasta esta nación sudamericana dentro de los grupos contratados para la colonización, si no que fue un joven profesional técnico, libre, en busca de empleo y mejores espectativas en América.

Teodoro Eduardo Schmidt Weichsel (nacido Theodor Eduard) hacia fines de su vida escribió de su propio puño una biografía de su persona, hablando de sí mismo en tercera persona (el registro original se haya en el Archivo Regional de La Araucanía, ubicado en la ciudad de Temuco). Las primeras palabras plasmadas en sus escritos dicen:

"Teodoro Schmidt nacio el 5 de julio 1834. En el protocolo de bautismo de la comuna evanjélica de Darmstadt del año 1934 existe la siguiente partida:
En el año Cristo mil ochocientos treinta i cuatro, el cinco de julio a la tarde, a las siete, nació según aviso fidedigno al Secretario de la Administracion principal del Correo Señor Juan Ludowigo Schmidt, de su esposa Señora Pauline, nacida Weichsel de König, el cuarto niño, un hijo, el segúndo hijo i fue bautisado el 27 de julio, donde recibió el nombre de Teodoro Eduardo.-"...
Seguidamente, sus propias palabras expresan que él nació en casa de su abuelo paterno, "en la plaza principal, en el sitio, que limita al norte, con la muralla de la ciudad i torre, distante treinta metros de la puerta de la ciudad". En el año 1837 el pequeño Teodoro queda huérfano de padre y, a poco de cumplir los 10 años de edad, su madre Pauline también fallece. En sus estudios primarios de seis años de humanidades aprende latín y francés, y, en su enseñanza superior (1849-1852), en la Escuela Superior Técnica de Darmstadt, aprende matemáticas, botánica, geometría descriptiva, mineralogía, zoología, química, física, meteorología, química general, química agrícola, fisiología de plantas, geognosia, anatomía de animales domésticos, "exterior del caballo y herreduría, phatalogía especial i therapia", partería de animales domésticos, "aritmética política i teneduría de libros agrícolas", geometría práctica, producción general y especial de plantas, arboricultura, cultivo de prados, administración rural, tecnología agrícola y arquitectura agrícola. En aquella época, su vida "era parecida al de fines de la Edad Media. Se escribía con plumas de ganso"..., se tejía, "se hilaba, se trillaba el grano para el pan en la casa i se alumbraba con aceite de nabo o con vela de sebo". Sus conocimientos adquiridos los ejerció de manera práctica en el Ducado de Darmstadt y en los alrededores (en la propiedad del príncipe Isenburg), y en el Gran Ducado de Hesse. Una carta de su tío "General-mayor Schmidt" le permite conocer la existencia de una posibilidad de encontrar empleo en Austria. Entre los años 1855 y 1858 fue empleado del ingeniero civil Franz Von Kreuter, quien realiza obras de mensura, regadío y drenaje en propiedades de altos dignatarios austríacos: barones (tal como el banquero Rotschild), condes, príncipes y hasta el propio Emperador Francisco José I. A principios de 1858, ante el presagio de guerra entre Francia y Austria, su empleador, que se había hecho de fama y fortuna en aquella última nación, decide no continuar su negocio. Schmidt queda sin trabajo. Siendo huérfano y habiendo perdido a todos sus hermanos, a excepción de una hermana, decide emigrar a América. El gobierno del Ducado de Darmstadt (ver Confederación Germánica) le ofreció encargarse de los trabajos de "pradicultura", también de darle recomendaciones para Estados Unidos, pero Schmidt ya tenía en mente otro plan, ir a Sudamérica: las colonias alemanas del sur de Brasil serían su destino. Con pasaporte en mano esperó el viaje, pero el navío sufrió una demora que le impidió zarpar desde Hamburgo. La espera le llevó a presentarse a una entrevista con el cónsul general de Chile y agente de inmigración en aquella ciudad puerto, don Vicente Pérez Rosales. Éste, al ver su pasaporte, certificados de estudios y otros documentos, le dio una carta con "muy buenas recomendaciones a una de las mejores familias de Chile". Fue así como un buque que no podía salir a Brasil permitió que Teodoro Eduardo Schmidt Weichsel se embarcase, el 3 de abril de 1859, en el barco "Sofía Georgette", rumbo a un destino distinto: Chile, una joven nación sudamericana del Pacífico.

CONTINÚA EN EL CAPÍTULO II